Seis estadios lectores

Leer es descifrar cualquier tipo de signo. Por eso, si admitimos, como hacen los poetas o los místicos o los psicoanalistas o los celosos, que todo es símbolo o indicio de algo, que continuamente habitamos en un bosque de signos, podríamos decir que nuestro modo principal de conocer la realidad es leyéndola.

José Antonio Marina, María de La Válgoma.

Aunque es profusa la reflexión en torno a teorías, autores, investigaciones y proposiciones sobre la lectura y a sus condiciones, y validando que en particular la división más conocida nos habla de tres niveles -lecturas literal, inferencial y crítica- como las columnas vertebrales en este asunto, vale la pena desglosar este tríptico, en aras de cincelar con mayor detalle la práctica lectora en cualquier escenario y sustancialmente para la formación de lectores. Propongo seis estadios, entendiéndolos como ciclos interdependientes que se alimentan entre sí; no como procesos lineales ni mecánicos sino de fases que nutren un proceso que para el caso de la lectura es espiritual, ético, creativo, político e intelectual pero que por la dictadura misma de la secuencia escrita se requieren anotar sucesivamente.

Entonces…

Lectura contextual. Corresponde a la ubicación general del texto y a las intenciones lectoras de quien a él se acerca. Es una lectura que podríamos entender como de base o inicial, si se quiere, en tanto ubica los horizontes y las condiciones básicas de un texto o discurso. El punto de entrada o umbral para acceder luego y con detalle a la información de base. Dado que un texto o discurso está históricamente situado, darse a la tarea de indagar, de develar esas particularidades será determinante.

Aunque en un inicio parezca una actividad desprovista de importancia, en procesos ulteriores de lectura se verán las ganancias de haberse dedicado con detalle a esta paisajística textual.

Como estrategias de cumplimiento de este estadio, cuando menos se podrían indagar y dar razón de los siguientes aspectos: vida y obra del autor, contexto cultural en el que emerge la obra (social, político, estético, filosófico, religioso, entre otros), historia de la edición y sus publicaciones, tipología textual y propósitos de lectura que enmarcarán la práctica lectora (informativo, analítico, crítico, recreativo, didáctico…). A manera de constatación del proceso elaborado, una guía de lectura sería adecuado.

Lectura comprensiva. Es indiscutible: todo proceso lector inicia con la capacidad de entender un sistema de signos puesto en una comunidad determinada. Esta alfabetización es el acceso a la información eje, decreta el derrotero de los procesos ulteriores y, a la vez, es su base y raíz. Se requiere, efectivamente, saber qué nos dice un texto o discurso: qué palabras, oraciones, párrafos, ideas y conceptos son determinantes y desencadenantes; cuál es la estructura informativa nuclear, el entramado sustancial, la médula del asunto. Tal fase de lectura sirve de mapa-guía para entender lo que el texto nos dice, sus afirmaciones centrales y propias; no las que creemos o lo que opinamos. Este piso viene a ser el lugar que ocupa el texto en sí; el campo en el que se entiende lo que se nos dice y, por lo mismo, nos incumbe obligatoriamente la disciplina y el hábito de conocer el idioma, palabras e ideas, la necesaria dictadura del código escrito, que es la base del edificio textual. Este es un cuerpo de información básica de matiz literal que nos lo brinda el texto mismo, sin tener que recurrir a mayores argucias lectoras para comprenderlo o a excesos interpretativos.

Ahora será el momento de la lectura pausada, de los diccionarios, del conocimiento de los giros idiomáticos de la época, de los títulos y subtítulos, y corresponderían a ella los procesos de pensamiento de la decodificación y la ordenación u organización de la información principal.

Como evidencia de una adecuada comprensión textual, sería conveniente un resumen que diera razón de la estructura discursiva, el léxico y las etimologías desconocidas y de las ideas fuerza y las temáticas de base.

Lectura inferencial. Conocido lo dicho, sobreviene ahora el proceso de indagar y colegir -este verbo es determinante- lo sugerido. Buscar, husmear, bucear entre las líneas, al decir de Cassany. Se trata de sacar a la luz lo oculto: una especie de develación para sacar a flote lo que está oculto: esas ideas, conceptos y juicios que anidan bajo las aguas, aquellos entramados menos evidentes que le dan consistencia a la información explícita. Se refiere a las sugerencias y reiteraciones que merodean y sitian a los hechos e ideas más evidentes.

Un ejemplo: cuando leemos El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, podemos inferir que se ponen en tensión dos mundos u ordenamientos: el de lo habitual y lo aceptado como normal y correcto -dedicarse al cuidado y prosperidad de la hacienda-, y otro, el de los sueños y los ideales, representado en la lectura obsesiva de aventuras de caballeros, escuderos y princesas.

Lo inferencial corresponde a los subterfugios y sótanos del texto mismo. A su estructura interna y a las conexiones que se establecen en su interior. Las relaciones entre palabras, figuras, ideas, conceptos, personajes, tramas, diálogos, monólogos, tiempos, espacios y voces. Es la arquitectura, los planos sobre los que se elevan la información literal. Para seguir con el caso de la novela de Cervantes, podríamos analizar las relaciones y parlamentos entre el caballero y su escudero y entre estos y el cura o, las diferencias de la estructura discursiva de una doncella y de un bachiller; por qué no, también, las cercanías y distancias entre el mundo de la religión y el mundo de la ficción o entre el espacio abierto propio de las aventuras y los ideales subjetivos y los cerrados de la hacienda, más de menester público. Por supuesto, en un texto no literario aplican los mismos principios, conservando las características propias de las tipologías textuales. Estadio para la lectura vertical.

Ya el ajedrez de la lectura se torna en este punto más fino y agudo. No solo conocemos las piezas y su funcionamiento -lectura comprensiva- sino que podemos descender a aguas más profundas para establecer si el contendor es más ofensivo o defensivo, si los peones son línea abierta o carnada para preparar el asalto mortal de la dama, las torres o el alfil.

La inferencia requiere mayor grado de concentración, pues lo que se nos dice, a la vez, nombra otras cosas, en la medida en que todo lenguaje y el lenguaje escrito, en particular, siempre nombra y oculta, menciona e insinúa; desnuda y cubre.  La finalidad de este estadio será hallar los significados implícitos o connotados en un discurso. Los procesos de pensamiento más cercanos para logar tal objetivo están dados en la inferencia y la deducción, y estrategias cercanas para obtenerlo serán, entre otras, la capacidad de encontrar esas ideas, conceptos y juicios reiterativos y relevantes que se dicen de diferente forma, pero con la misma intención en el discurso.

En una didáctica de la lectura, este estadio puede proveerse de una matriz que informe sobre las reiteraciones, las intenciones discursivas y los conceptos y categorías subyacentes.

Lectura intertextual. La lectura es un tejido. Un vaivén de ideas, conceptos, juicios, formas, personajes, datos y argumentos que se entrelazan para una cierta finalidad. La lectura, como el texto escrito, no es una sistema plano y unidireccional: más allá de lo dicho y lo sugerido, leer o escribir es insertarse en un diálogo con uno mismo, con otros textos, voces y tradiciones. Por lo mismo, cuando se lee un discurso, éste habla consigo mismo y con otros textos; es un fluido abierto, una polifonía abierta; un sistema circulatorio de idas y vueltas.

En lo intertextual, el paisaje se abre: damos tránsito a una lectura analógica, relacional, horizontal. Vamos de los planos de la casa a los del vecindario. Sobre una misma temática se establecerían similitudes y desacuerdos, coincidencias, contrastes y abismos, en aras de tener un mapa mental más amplio y vigoroso que permita al lector comprender, interpretar e ir creando su propia valoración del asunto en ciernes. Para ello acudir a los contextos, a la vida y obra de los autores, a las ideologías de la época y de la época del lector y a los diferentes discursos. Es el estadio para abrir la baraja y finalmente hallar tendencias, igualdades y discrepancias entre textos, autores y épocas… A guisa de ejemplo: entablar diálogos entre la obra del Quijote y otras del Siglo de oro español, entre el predominio de la iglesia católica y el pesimismo y la mística que asoman con el movimiento barroco, y las interpelaciones que la individualidad taza frente a lo colectivo, para nuestros tiempos. Así, una lectura intertextual viene a ser una lectura semiótica de un tiempo, de una sociedad y entre sociedades; el trazo de las analogías que nos permiten entrever y desnudar los hilos y las tendencias de una cierta cosmovisión. Entonces, el ingenioso hidalgo posiblemente sea ante todo el emblema de una búsqueda de una identidad personal que anhela la libertad y se resiste a las dominaciones de un mundo cerrado; la lucha agónica de un sujeto frente a una tradición; la tensión, de siempre, entre las narraciones y la ficción y las doctrinas y eso que llamamos realidad.

Por lo anterior, las relaciones y las contrastaciones con otros discursos vendrán a ser el caldo de cultivo de este estadio.

Lectura crítica. Como se asume en diferentes autores, publicaciones, investigaciones e incluso en diversos ministerios de educación, a la lectura crítica se la asume en tanto punto de llegada de un buen lector. Esto en parte es cierto, pues en ella se establecen las relaciones profundas de un discurso con su autor y su época a la par del develamiento de sesgos e ideologías, hasta culminar en una valoración y el juicio argumentado sobre lo leído.  La lectura crítica permite examinar y asumir una posición personal; promueve el pensamiento analítico y valorativo y alimenta la reflexión argumentada y la asunción de criterios. De hecho, quien lee críticamente se abre al umbral de su propia mayoría de edad, retomando los postulados de Kant en ¿Qué es la Ilustración?

Sin embargo, la cosa no para aquí. La lectura propone otros estadios, al menos desde esta personal perspectiva que se presenta en este ensayo. Le sigue, considero, uno más.

Lectura creativa. Creo que en este nivel el lector sí llega a una lectura plena. Es el ámbito particular de la poiesis, de la creación en sí misma. El lector se eleva y nombra su propia vida, consolida su particular identidad; genera algo nuevo y, si lo considera, lo pone ante los demás. Si el nivel anterior está aún sujetado todavía al texto leído y a problemas y tópicos de un marco social dado; si aquél es una categorización inductiva, esté es franca e intencionadamente analógico, personal e íntimo. Correspondería, valga la figuración, a la última página del libro ya leído; una página en blanco para ser escrita por el lector sin la necesidad ordenadora de los argumentos como del imperio de la narración propia. Es el nuevo texto, el nuevo “libro” que el lector, ahora autor, escribe.

Cada texto nuevo es la respuesta a un texto leído y es aquí donde este estadio se sitúa de manera radical. Es un texto-otro posterior, fresco, que nace del proceso íntimo de la lectura. Es la etapa del imaginar, del crear, del decir más íntimo.

….

A manera de síntesis con presunción didáctica, sintetizo en el cuadro que sigue lo arriba expuesto, y finalizo con algunas sugerencias para los lectores inquietos.

Estadio lectorProcesos cognitivos ejesFinalidadAlgunas evidencias del proceso
1.CONTEXTUALIndagación / Descripción / ContrastaciónInformar las características extrínsecas generales del texto y los contextos en los que surge.Caracterización de la vida y obra del autor, contexto cultural en el que emerge la obra, historia de la edición y sus publicaciones, tipología textual y propósitos de lectura que enmarcarán la práctica lectora. Tipología mediadora de evidencia de alcance sugerida para constatar su nivel de logro: Guía de lectura contextual.
2.COMPRENSIVODecodificación/ Discriminación / Organización de información principal / Jerarquización / SíntesisEntender la información literal de un texto o discurso.Léxico nuevo /Etimologías recurrentes / Subrayado de ideas ejes / Parafraseo / Toma de notas / Esquemas de temas, conceptos, autores citados y hechos relevantes /Preguntas y /o problemas que plantea el texto o documento leído. Tipología mediadora sugerida para evidenciar su proceso de alcance: Resumen.
3. INFERENCIALInferencia / Ilación / Derivación / Deducción / Abducción / JerarquizaciónHallar los significados implícitos o connotados en un discurso o texto.Identificación de ideas recurrentes y  tendencias de problemas o preguntas que se nombran de diferente manera / Analogías y/o paradojas significativas que se extraen del texto o discurso / Organización de temas, preguntas y problemas transversales / Develamiento de propósitos y juicios que se emiten en el texto o discurso. Tipología mediadora sugerida para su constatación: Matriz descriptiva.
4. INTERTEXTUALRelacionalidad /Contrastación /Establecer relaciones, semejanzas y diferencias entre textos.Relaciones y diferencias entre textos de la misma época / Conexión entre hechos, creencias e ideologías del período con lo dicho en el texto o discurso / Contrastación de contenidos y formas de tipologías disímiles del mismo período /Caracterización de las lecturas que se han hecho del texto. Tipología mediadora sugerida de verificación: Matriz relacional.
5. CRÍTICOAnálisis / Valoración / Metacognición.Determinar las intenciones, sesgos, aciertos y vacíos de un discurso y asumir posición argumentada propia al respecto.Identificar tesis y argumentos del texto o discurso / Sesgos y falacias del textos o discurso / Fortalezas y vacíos o contradicciones del texto o discurso /Elaboración de criterios para evaluar lo leído /Postura personal argumentada de lo leído con evidencias tomadas del propio texto o discurso. Tipología mediadora sugerida: Reseña crítica o ensayo.
6. CREATIVOImaginación/ Creatividad /Crear un texto expresivo propio.Generación de ideas propias y creativas sobre un tópico determinado / Esquema de elaboración de un texto creativo / Proceso de elaboración del texto creativo /Texto creativo editado. Tipología mediadora sugerida: Ensayo, entre otros.

……

Lecturas de apoyo para el lector inquieto:

Barthes, R. (1993). El placer del texto. Siglo XXI, Madrid.

Cassany, D. (2013). Tras las líneas. Sobre la lectura contemporánea. Anagrama, Barcelona.

Cavallo, G.; Chartier, R. (comp). (1998).  Historia de la lectura en el mundo occidental. Taurus, Madrid.

De Zubiría, M. (19969. Teoría de las seis lecturas. FIPC Alberto Merani, Bogotá.

López, R. (2018). Pensar nuestra educación. Reflexiones en torno a educación, convivencia, lectura y escritura en Colombia. Unisalle-Ecoe ediciones, Bogotá.

López, R. (2021). Manual para el desarrollo del pensamiento crítico. Reflexiones, estrategias y matrices para su desarrollo desde la lectura y la escritura. Magisterio, Bogotá.

Marina, J.A.; De La Válgoma, M. (21016). La magia de leer. Penguim Random House, Barcelona.

Rodríguez, J. (2023).  Lectocracia. Una utopía cívica. Gedisa.

Vallejo. I. (2019). El infinito en un junco. Siruela.

Vásquez, F. (2019). Vías y sentidos de la lectura. Xpress-Kimpres. Bogotá.

Zuleta, E. (1982). Sobre la lectura, Medellín.

2 Comments

  1. Cuanta falta hace el habito de leer hoy en día, seriamos una sociedad mas empática, mas estructurada y mas «SERIA» si se quiere, si hiciéramos uso de las herramientas que proporciona la lectura, por ejemplo lo relacionado con la lectura critica y la lectura teórica, creo que seriamos una sociedad de avanzada, países con mayor consumo de literatura, son mas responsables políticamente hablando y mas exigentes con sus dirigentes también.

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