Algunas ideas sobre el aprendizaje

  1. Los procesos de enseñanza y de aprendizaje a lo largo de las sociedades han sido estrategias para hacer concreta una determinada teleología de esa sociedad. Dependiendo de qué idea de hombre y de sociedad se traza un colectivo, así son las formas de enseñar y de aprender que desarrolla.

  1. Asistimos prioritariamente a tres grandes teleologías occidentales: en la antigüedad clásica, de carácter cívico-esclavista, la enseñanza y el aprendizaje se enfocaban en la formación del ciudadano libre (educación liberal), únicamente para el varón ciudadano. En la edad media, teleología de carácter feudal-clerical, la enseñanza y el aprendizaje reposaban en la transmisión de valores y doctrinas (lectio y recapitulatio). En la teleología de la modernidad, de racionalidad instrumental y determinada por la economía de capital, de producción y consumo, la enseñanza y el aprendizaje se han enfocado hacia: a) el conocimiento de las disciplinas, b) la alfabetización masiva para el trabajo y c) las competencias.

  1. En estas tres teleologías, el aprendizaje ha estado enmarcado preponderantemente en procesos receptivos, acomodaticios de las nuevas generaciones a la tradición reinante.

  1. Estas tres teleologías han determinado las formas hegemónicas de enseñar y de aprender en occidente, a las que paralelamente le han surgido contra-propuestas de ruptura: la mayéutica socrática, el individualismo rusoniano, la Escuela Nueva y la pedagogía crítica, especialmente. Estos movimientos de ruptura proponen un aprendizaje activo, centrado en la persona, crítico y creativo.

  1. En nuestra época impera la teleología moderna y el aprendizaje se caracteriza por el dominio de ciertas competencias laboralistas, económicas y uniformes. El hombre es medio para la productividad y el consumo.

  1. Recientemente y como una nueva contrateoría o movimiento de ruptura a la hegemonía moderna, está surgiendo el enfoque de las capacidades, desde Martha Nussbaum; un atisbo de teleología reciente que postula al hombre como centro y fin, la recuperación de la dignidad humana y la justicia y la instauración de la democracia como forma de gobierno. Aquí aprender quiere decir que la persona pueda ser capaz de ser y hacer con otros y promovida por un Estado democrático. Martha Nussbaum habla de unas capacidades centrales: vida; salud física; integridad física; sentidos, imaginación y pensamiento; emociones; razón práctica; afiliación; convivencia con otras especies; juego y control sobre el propio entorno. Aprender, desde este movimiento de ruptura, acota propiciar el florecimiento humano de estas capacidades en sociedad.

  1. Podemos optar por asumir la enseñanza y el aprendizaje desde lo hegemónico (aprendizaje pasivo y adaptativo) o desde la ruptura (aprendizaje activo, crítico, creativo y solidario). La educación formal, prioritariamente, se mueve en lo hegemónico.

  1. Al menos en la “educación formal”, las relaciones entre enseñanza y aprendizaje no son causales: lo que se enseña no es necesariamente lo que se aprende y lo que se aprende no siempre es consecuencia de lo que se ha enseñado. Por tanto, la docencia es el ejercicio de lo que se desea que el otro aprenda, y el aprendizaje, lo que se desea aprehender de lo que el otro desea. Como se ve, el puente entre la enseñanza y el aprendizaje es el deseo.

  1. El aprendizaje es un proceso complejo y dinámico que involucra, al menos, componentes fisiológicos, éticos, sociales, emocionales, políticos y cognitivos. De éstos, la educación formal contemporánea básicamente ha “medido” sólo el último, lo cual pueda explicar en parte porqué nuestra sociedad tenga hondas fracturas éticas y emocionales.

  1. Para hablar de aprendizaje deberíamos hablar de estilos de aprendizaje, es decir, de rasgos particulares del individuo para establecer sentidos y transferencias.

  1. Al menos para las presentes generaciones, bien se podría enfatizar en unos mínimos aprendizajes desde el enfoque de capacidades: la dignidad, el respeto (a sí mismo, al otro o lo otro, al planeta, al Estado y a las leyes), la vida en democracia y el pensamiento crítico y creativo.

  2. Como lo veo, al menos dos son las enseñanzas sustantivas que deberíamos brindar a las nuevas generaciones: enseñar a  pensar y enseñar a dirigir las emociones.

Ahora bien, ¿qué implicaciones tendrían estas perspectivas?

Para la docencia:

  • Resignificar las prácticas de enseñanza y centrarlas en el desarrollo de capacidades. Por ejemplo: alimentar el debate de tono socrático en el aula de clase.

  • Desarrollar de manera regular diagnósticos sobre estilos de aprendizaje.

  • Dar prioridad al fortalecimiento de procesos de pensamiento analítico, crítico y creativo. Para ello, fortalecer procesos de oralidad, lectura y escritura.

  • Redimensionar la propuesta actual de planeación meso y microcurricular enfocada en contenidos y competencias.

  • Desarrollar enfoques de investigación centrados en estilos de pensamiento y de aprendizaje.

  • Estimular  el uso y circulación de rúbricas o rejillas de valoración, centradas en procesos formativos más integrales.

 

Para el aprendizaje:

  • Asumir prácticas cotidianas de discernimiento.

  • Propiciar paulatinamente estrategias de aprendizaje autónomo (trabajo independiente extraaula, trabajo colaborativo, procesos de investigación, transferencia de conocimientos, autoevaluación).

  • Incentivar estrategias eficaces de lectura crítica y escritura argumentativa.

  • Dar prioridad al desarrollo de procesos de pensamiento analítico, crítico y creativo.

  • Generar estrategias de metacognición.

  • Transferir conocimiento a contextos concretos.

  • Reconocer las emociones propias, establecer en qué creencias se fundamentan y asumirlas como tarea cotidiana para que nos lleven a la mayor plenitud posible.

Finalmente la pregunta es: ¿qué humanidad y qué sociedad queremos para nosotros y para las futuras generaciones? De las respuestas a este interrogante surgirán las prácticas de enseñanza y  aprendizaje.Y en ellas el sitial de la didáctica será determinante.

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